Reseña: Las campanas no son sólo para las iglesias - Yolanda Quiralte

                                                        

Título: Las campanas no son sólo para las iglesias

Autor: Yolanda Quiralte

Editorial: Planeta

Nº de páginas: 336

Si estuvieras en el cine viendo el tráiler de una comedia romántica, ahora aparecería un comisario guapo, Víctor Albalate, también llamado Conan, una agente atolondrada, Diana Sierra, y hasta varias escenas con disparos incluidos. Pero, ¡ah!, estás con un libro entre las manos, y lo único que te queda es leer para averiguar por qué el comisario, un tipo duro y agresivo, consigue hacer temblar a Diana sólo con su voz y por qué, después de cada revolcón, ella no consigue evitar que él se esfume de su lado. Y, sobre todo, descubrir de dónde salen unas misteriosas campanas de chocolate. 

Una novela romántica, desenfadada, actual, plagada de situaciones y de diálogos muy divertidos, y que te deja con una sonrisilla y un suspiro en los labios.

En este libro vamos a conocer a Diana Suárez y a Víctor Albalate. Diana, es policía y Víctor, es el comisario de la comisaría donde los dos trabajan. 
El libro comenzará con una escena bastante peculiar y es que Diana recibe una llamada donde debe acudir rápidamente, pues un hombre borracho y desnudo está montando un escándalo subido en el trampolín de una piscina. Diana intenta ayudarlo y Carlos, que así se llama le cuenta que ha pillado a su pareja siéndole infiel a pocos días de la boda. Diana decide que ya tiene bastante sufrimiento como para ponerle una multa y decide pasarlo por alto y llevarlo a casa junto a sus padres.
Al día siguiente y en los días sucesores Carlos le enviará un ramo de rosas para agradecerle a Diana lo que hizo por él, eso no se lo tomará nada bien el comisario Albalate y su humor cada vez estará peor tanto, que los compañeros prefieren tenerlo más lejos que cerca. Diana no entiende porque al comisario Albalate le molestan esos pequeños regalitos que llegan a su mesa, pero todo empezará a cambiar cuando un día Diana se pone mala y será el comisario Albalate quien la lleve a casa y cuide ella, pero ella prácticamente no recuerda nada. La tensión entre ellos va en aumento y será en las vacaciones de Navidad en un pequeño pueblo donde Diana siempre celebra la Navidad junto a sus amigas donde todo explote entre ella y el comisario Albalate. 

Las campanas no son sólo para las iglesias es un libro narrado en primera persona por nuestra protagonista Diana, salvo el epílogo que estará narrado por el comisario Albalate. Estructurado en treinta y tres capítulos y un epílogo. Los capítulos no son demasiado largos y se leen muy rápido. Es un libro con el que nos vamos a reír un montón, yo en algunas partes he tenido que dejar de leer porque no podía dejar de reír y es que nuestra protagonista es lo más.

En cuanto a los personajes, me han gustado mucho y me lo he pasado pipa con ellos.
Diana Suárez, es una mujer alegre, divertida, un poco loca, inteligente. De verdad os digo que ha sido un personaje que me ha encantado y me he reído con ella muchísimo, algunas escenas con ella son para partirse de risa.
Víctor Albalate, es un hombre que tiene las ideas muy claras, un carácter muy fuerte, se pasa todo el día dando gritos en la comisaria y continuamente le manda repetir informes a Diana. Este personaje me ha traído por la calle de la amargura y es que no entendía su comportamiento eso sí, cuando se pone tierno enamora a cualquiera.

También tendremos personajes secundarios que darán que hablar. Las amigas de Diana, los compañeros de la comisaría. Todos vivirán escenas muy divertidas que nos dejarán una sonrisa en la boca.

Es una historia que he disfrutado y ya desde el comienzo del libro me estaba riendo y es que es imposible no reírse. La pluma de la autora me ha gustado mucho es muy ágil, sencilla y con un toque de humor que hará que la leamos y nos enganchemos muy rápido. No había leído nada antes de la autora, pero desde luego que la seguiré de cerca. 

En resumen, Las campanas no son sólo para las iglesias es una historia para no parar de reír que te atrapará desde la primera página.