Entrevista a Mariano Estela autor del libro "El día que dejamos de creer en los ángeles"

 

¡¡Hoola a todo el mundo!!

Hoy os vengo a presentar al autor Mariano Estela y a su libro "El día que dejamos de creer en los ángeles" . 

Os invito a que cojáis un té o un café bien calentito y os pongáis cómodos para conocer al autor y a su libro.

¡Vamos allá!

-   - Antes de comenzar me gustaría darte la bienvenida a mi blog. Cuéntanos, ¿quién es Mariano Estela Aldana?

Bueno, vamos a ver cómo me va hablando de mí en 3ª persona :D

Mariano Estela Aldana es un escritor bogotano, de padre español, graduado como publicista en la Universidad Jorge Tadeo Lozano en 1991, en la que luego se especializó en Comunicación Visual. Ha trabajado en publicidad durante 30 años y como creador de contenidos para cine y televisión, a raíz de que, en 1999, obtuvo un premio, a nivel nacional, en un concurso de escritura de guiones para largometrajes con la programadora Punch TV, reconocimiento que lo motivó a seguir dándole a la pluma y definir su sueño de ser un generador de historias. En la actualidad vive alejado de las grandes urbes en una de las zonas más bellas de Colombia: el Eje Cafetero, en donde continúa desarrollando sus proyectos de series para TV y escribiendo la segunda parte de la bilogía de El día que dejamos de creer en los ángeles.

-   - ¿Qué te hizo comenzar a escribir?

Mis primeros pinitos con la escritura comenzaron en plena adolescencia..., pero, antes de hablar de eso, debo comenzar un poco más atrás. De niño me la pasaba horas enteras creando historias (a partir de dibujos) en los que plasmaba fantásticas epopeyas de ciencia ficción, casi todas enmarcadas por mi obsesión hacia las batallas espaciales. Recuerdo que tenía un maletín de cuero en el que guardaba hojas, reglas y unas plantillas de óvalos y círculos con los que diseñaba mis estupendas naves interespaciales. Luego, cuando se estrenó la Guerra de las Galaxias, en 1977, mi fascinación hacia curveados platillos voladores se esfumó, y mis naves evolucionaron, transformándose en clones de los cruceros de batalla del Imperio xD.

Pero, ¿a qué voy con esto?, se preguntarán. A que mi mente, desde pequeño, fue forjándose para convertirse en una máquina creadora de historias. Ahora bien, el paso del dibujo-comic a la escritura comenzó, un día cualquiera, cuando intenté redibujar la figura de un hombre lobo que apareció en un comic de Batman (que aún conservo, jejeje). Esa vez, creo que me tomó toda una tarde dibujarlo, pero, repentinamente, cuando lo estaba coloreando, me vino a la mente la imagen de una carretera, en medio de la noche, por la que circulaba un automóvil. Imaginé a una familia que regresaba a su hogar después de cenar en casa de unos amigos, en plena navidad. Todo iba bien hasta que algo cruzó delante de ellos saltando de un lado a otro de la carretera; asustando al conductor y obligándolo a que pisara a fondo los frenos. Obviamente, lo que sucedió a continuación, fue que aquel padre de familia salió del automóvil para tratar de averiguar qué había cruzado delante de sus faros... Recuerdo que, cuando terminé de escribir esa y otras dos escenas (no aptas para débiles del estómago), mi corazón palpitaba, al tiempo que sentía mis labios húmedos y hambrientos de más, y más. En esa época no tenía una maquina de escribir, así que, lo que salió expelido de mi mente, fueron unas 7 u 8 hojas escritas a mano con el popular lápiz 2H de color amarillo. Ese, fue el primer cuello que mordí... y desde entonces vuelan seres extraños por los tejados de mi mente.

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- Hace unos meses publicaste “El día que dejamos de creer en los ángeles”. Cuéntanos, ¿Qué historia nos vamos a encontrar?

Los lectores de El día que dejamos de creer en los ángeles encontrarán, primero que todo, que están inmersos en un ambiente conocido, porque la trama no se aleja mucho de la realidad actual (2047... como bien lo ha descrito Ramón, en su neuroblog, al principio de la novela). Por lo tanto, la ciencia y la tecnología serán del todo asimilables porque los avances que describo se basan en lo que muchos científicos y futurólogos están proyectando desde ahora. Luego, a medida que avancen en la lectura, los lectores descubrirán que se trata de una novela en la que los personajes van tomando forma en la mente del que la está leyendo: por sus acciones, su manera de expresarse en los diálogos, y por su particular manera de exponer o de ocultar sus emociones... y no por una somera descripción inicial, que es lo más común. Luego viene la trama: que no es igual a ningún otra, que se irá hilvanando sobre una colcha de situaciones “no lineales” donde los sucesos del presente solo podrán ser entendidos cuando los personajes (y el lector) se atrevan a retomarlos desde el pasado, y viceversa, porque este es un tren bala con una locomotora en cada extremo.

De igual modo, este libro es un buen ejemplo de cómo narrar en 3ª persona, pero con la piel expuesta, sensitiva, a raíz de que cada personaje (a su turno) carga sobre su hombro a un narrador, muy íntimo y cercano, que se involucra —e inmiscuye—, de manera profunda, en sus emociones y en sus sensaciones, para darle voz propia y carácter únicos (sigo hablando del narrador) porque siempre (en mi libro), el faro de la narración, se enfoca en las emociones y en los sentimientos más recónditos de los personajes.

Otro detalle fundamental es la forma en que está contada la historia, en varios libros (con un arco narrativo muy diferenciador), cada uno de ellos dividido en capítulos, no muy largos que, la gran mayoría de las veces, terminan en un cliffhanger poderoso, que impulsa al lector a querer leer el siguiente capítulo, y otro más, y otro, y otro... hasta que, sin apenas darse cuenta, termine devorando en un santiamén las más de 164.000 palabras que conforman este primer libro.

-    - ¿Cómo se te ocurrió escribir esta historia?

Ahora que lo pienso, todo fue debido a una serie de casualidades... Hace unos tres o cuatro años, participé en un concurso de guiones cortos de terror en México (on line) con una historia que trataba de unos niños con poderes paranormales que se habían apoderado de un colegio. La idea, la desarrollé rápidamente imprimiéndole un giro al final, en tono sarcástico, con una buena carga de humor negro. Luego de enviarla, dejé todo ahí y ya, me olvidé de esos escalofriantes y dulces niños. Tiempo después, surgió la oportunidad de participar en un concurso de novela para Fuentetaja y se me ocurrió retomar la historia de los niños, pero rediseñando tanto el contexto como el ambiente: como cuando rediseñas una escena (serie de tv) y, a partir de lo que recompones, surge una nueva idea que podría ser el punto de partida para una nueva historia o un spin off de la anterior.

Resumiendo, de ahí surgió la idea de una nueva escena: la del profe Juan Fernando, cuando se dirigía a su encuentro con los policías de asalto; aunque en la versión final de mi novela, el profe no llegó solo... y hasta ahí por lo de los SPOILER :D... Ahora bien. la premisa del concurso era la de enviar, en su primera fase, 3000 palabras del proyecto de novela con el que quisiéramos participar. En ese momento no tenía muy bien trazado el camino por el que iba a llevar mi historia, pero si tenía muy claro quiénes iban a ser los seres que darían forma al contexto de la trama: los ángeles. El caso fue, que a ese concurso se presentaron algo más de 960 escritores, de todo el mundo, incluidos japoneses y australianos que les gustaba escribir en español. Ahora bien, el concurso constaba de dos faces, una en la que se elegirían las 20 obras más votadas por el público (los miembros del club de escritura Fuentetaja; el portal para escritores más grande de habla hispana) y luego, en la segunda fase, ya sería un jurado el que elegiría al ganador y un accésit, para el segundo. En la primera fase quedé de 13 entre los 20 primeros, y en la segunda, pues no gané, pero si que quedé de 9º.

Con esto quiero decir que, para mí, colocarme de 9º, entre más de 900 escritores, significó que había logrado colarme en un 1% con mucho potencial, convencido de que tenía lo necesario para escribir algo, distinto a lo de siempre y con el potencial de que le guste a mucha gente. Así que, seis meses después, tomé la decisión de lanzarme al vacío y ensillé este cancerbero de la mano de una editorial española, con los que logré publicar mi novela, en digital, inicialmente... Como dato final, originalmente la historia la planifiqué para una sola entrega (un solo libro) pero al hacer los cálculos me di cuenta de que rondaría las mil páginas —¡Todo un señor tocho!—, así que decidí estructurarla para que, este primer volumen, tuviera un buen desenlace, dejando abiertas varias tramas, incluyendo la principal, que se desarrollarán y concluirán en el segundo tomo.

-   - ¿Qué nos puedes contar de los personajes?

Toda buena historia no tendría asidero si no fuera por los personajes que la viven y la sienten. Y estos, a su vez, no serían lo que son (entrañables, odiables o inolvidables) si no fuera por sus acciones y lo que nos transmiten con cada una de sus reacciones... Y esto, precisamente, es la columna vertebral de mi novela: las decisiones que toman los personajes, derivando luego, inexorablemente, en una serie de acciones que impulsan la historia hacia... donde quiera que vaya, porque, los que ya la han leído, sabrán que mi historia avanza en varios sentidos (hacia atrás, y nuevamente hacia delante) alejándose de un estilo propiamente lineal.

Mis personajes tienen fuego en la sangre y lo transmiten, no en acciones, sino en emociones y sentimientos permeados, traslucidos y muy dicientes. Mis personajes tienen alma y esto es algo muy importante en mi novela, porque de almas es que trata gran parte de esta historia; y de la importancia de “estas almas” en este y otros mundos. Dos, de los tres personajes principales, son femeninos (Michelle e Isabel... el otro es el Ángel de la muerte) alimentadas por poderosas hogueras que moran en su interior. También hay otras dos increíbles mujeres en papeles secundarios (Helga y Elena) que no se amilanan al momento de acudir a su fuero interno.

Esta es una historia con un sinnúmero de pistas, subtextos y cabos sueltos, que se funden entre sí a medida que la trama avanza, logrando que tengan sentido pequeños detalles que en su momento parecieron algo sin importancia. Pero no lograría esto sin la ayuda de mis personajes, que mantienen viva la llama de la intriga, del misterio y, por supuesto, de los grandes atisbos de suspenso; porque sí que hay... Existen muchas cosas que “ya sabe” el lector, pero que desconocen algunos personajes.

-   - ¿Qué fue lo más complicado de escribir de esta historia?

Lo más complicado fue ir alimentando la escaleta de la trama con base en los timonazos que daban los personajes. Como soy un autor un tanto —muchísimo— a vuelapluma, tenía que ir revisando los cabos sueltos y los pequeños detalles que se conectarían con las acciones en el futuro (o en el pasado) de mis personajes. Pero tan solo fue cuestión de ponerle orden a las secuencias en un archivo Excel, y de ir estructurando una escaleta en la que iba anotando detalles importantes que no quería que quedaran sueltos, teniendo siempre presente “de qué iba la historia, para dónde la quería llevar... y a qué puerto”. Es decir, siempre hay que tener una idea muy precisa del final que queremos para nuestra historia. ¿Cómo se puede entender esto? Pues, que quiero que mi barco cruce el océano, impulsado por buenos o malos vientos, hasta que llegue al muevo mundo, pero sin encasillarme en que “tiene que cruzar el mar” en 103 días exactos y sin pretender que, el puerto al que arribe, sea necesariamente el de Cartagena de Indias. No... Lo importante, para mí, en este ejemplo, es que mi barco y mi tripulación resistan; que los embates de las olas y las tormentas no socaven sus maderos y sus ánimos, teniendo siempre presente —con enorme alegría— que existe la inmensa posibilidad de que nos desviemos un poco del rumbo; cosa que me encanta y me seduce como escritor.

Lo otro complicado fue el pasar de la cabeza de un personaje a otra, y conectarme con su particular narrador; un narrador con su propia concepción del mundo, con su propio ritmo y cadencia para hablar, a través de su personaje de turno y por cuenta propia algunas veces; algo que, de por sí, me hizo pensar, varias veces, que no estaba lideando con un simple narrador... ¿Otro ángel? No lo sé.

-  - Si tuvieras que definir esta historia en tres palabras ¿Cuáles serían?

¡Emocionante, Única y Adictiva!

-   - ¿Qué le dirías a la gente para que leyera “El día que dejamos de creer en los ángeles”?

De antemano —quiero ser sincero—, debo advertirles, a todos los amantes del género fantástico y de ciencia ficción, que en esta historia no van a encontrar lo que muchos creen debe contener una obra de este género. En mi novela no hay dragones, como tampoco hay vampiros o zombis —sorry—. Este libro no habla de escuelas de magia, no recurre a las hadas o a las brujas, y tampoco hay ni medio hechicero. Y, sin lugar a dudas, tampoco se trata de una opera espacial porque en ella tampoco encontrarán extraterrestres o los preparativos para un viaje interplanetario...

Entonces, dirán algunos, «¿de qué mierda trata si no tiene ninguna de las referencias más famosas y utilizadas?».

Bueno, sí, es probable que haya un buen número de lectores que deseen leer más de lo de siempre. Pero para los que no quieren volver a meter su cabeza en el agujero en pos del conejo es que va dirigida mi obra, porque al prescindir precisamente de todos estos elementos, tan hechos y tan sobre utilizados, es que he logrado concebir una historia que cabalga por estructuras narrativas muy distintas y sobre la espina dorsal de otro mundo. Esta es una historia que no se basa en manuales o derivada de los miles de talleres de escritura en dónde se enseña la misma forma de matar las pulgas. Mi obra se desprende desde lo que conocemos, pero vislumbrado desde otras ópticas, tal como la del terco y emplumado personaje del prólogo, aunque sin la futilidad de su destino final. Por esto, y por todo lo que se desprende de las más de 450 hojas, es que me atrevo a afirmar (con mucha humildad, se los aseguro) que esta obra no se parece a nada que hayan leido en lo que va corrido del siglo XXI.

-   - ¿Cómo definirías tu estilo a la hora de escribir?

Mi estilo es el de tirar del carro siempre para adelante, y luego volver la vista atrás para ver cuantos pueblos arrasé con mi ritmo endemoniado. Arranco de la siguiente manera: tengo una idea (por lo general muy ligera) de lo que quiero que pase en el capítulo que voy a recrear y, simplemente, dejo que mis dedos transcriban lo que barrunta en mi mente y lo que mis personajes decidan hacer. Yo solo actúo como un capitán de barco en medio de una tormenta tropical, sosteniendo el timón para que no gire sin control sin importarme que las olas y los vientos muevan el barco como les de la gana o que, de vez en cuando, alguna de las velas se rasgue o cualquiera de los mástiles cruja y se parta en dos. Nada es previsible. Todo puede suceder cuando son los personajes los que sienten y reaccionan ante las situaciones que se les plantea. En síntesis, sentarse a escribir (para mí) es como una catarsis (los escritores que ya llevan tiempo en esto entenderán) en la que te metes a tumba abierta, sumergiéndote en una especie de transe (leve) con el que comienzas a abandonar tu forma de ser y de vivir (la de siempre: la cotidiana y predecible) para convertirte en el narrador omnisciente (o el que sea) de una aventura, drama o lo que sea —lo que nunca sucederá en tu simple y acartonada vida—, pero que tu obstinada mente ha querido traer a la realidad por medio de la escritura.

-   - ¿Cómo está siendo tu experiencia publicando?

Luego de la experiencia vivida, en el concurso de Fuentetaja, decidí que mi novela necesitaba un nuevo rumbo y que debía encontrar una manera de publicarla; lo que me embarcó en la aventura del crowfunding. Esto lo hice con libros.com una editorial que basa su concepto de publicación a través del mecenazgo. Cuando por fin me animé, recibí el respaldo de mi familia, amigos, colegas y otros escritores con los que recolecté el monto de campaña establecido para el mecenazgo de mi novela. No fue fácil, porque tienes que convencer a muchos de que no se trata de “caridad” sino de un apoyo cordial y sincero para sacar adelante tu proyecto. Hoy, después de ocho meses de haber publicado mi novela, lo único que puedo decir es que hay que ser conscientes de que el trabajo del escritor no termina cuando entrega el manuscrito final a la editorial. Nada de eso. Una vez terminas de escribir comienza la segunda parte de la Odisea: la de promover y hacer la publicidad de tu libro; algo que no hace la editorial ni el distribuidor. Así es esto. Te toca a ti recurrir a tu ingenio, por lo general, en las redes sociales. Algo que he venido haciendo, sin descanso, porque, a pesar de que tengo muy buenos comentarios y reseñas, la competencia es dura.

Pongámoslo en números. Por ejemplo, USA publica algo más de 300.000 libros al año, China supera los 400.000... y por ponerlo aun más en claroscuro, se estima que en el mundo se publican más de 12.000 títulos, ¡diarios!... Así que, saquen sus propias conclusiones acerca de lo duro que es jugar a ser escritor.

-   - ¿Tienes alguna manía a la hora de ponerte a escribir?

¿Manías?... Hummm. No sé si me quedo corto al catalogarlas como manías o si más bien debo decir que son esquizofrenias bien disimuladas xD

La primera que tengo es la de caminar unos minutos (puede ser en la sala) utilizando alguna de las técnicas de anclaje para alejarme de patrones de pensamientos negativos o estresantes. Necesito drenar mi cabeza de cualquier tipo de preocupación para conseguir la inmersión que necesito.

La segunda: cuando tengo algún tipo de nudo o bloqueo creativo, cuando no logro escribir esa parte coherente o intensa de alguna escena, de algún diálogo o la reacción de un personaje, me alejo y renuncio a seguir intentándolo en ese momento. No vale la pena, se los aseguro, porque es como tratar de forzar a alguien a que te diga, esa verdad que necesitas saber, pero en un momento no tan apropiado. Como, por ejemplo, en medio de la final de la Champions Ligue.

Otra manía o recurso: Pensar en la ducha. Cuando estoy bajo la regadera, despejo la gran mayoría de los atascos; no sé como explicarlo, pero simplemente dejo el agua correr y ella se encarga como de hacerme un barrido que se lleva el peso de lo que no permitía a mi mente fluir hacia la verdad.

Y otra más, aunque es la más controversial porque va en contravía de lo que muchos hacen. Cuando voy a entrar en un periodo largo de escritura —como el de mi novela— procuro, antes de empezar, no haber leído nada, en absoluto, de ningún autor. Esto lo explico con un ejemplo. Antes de comenzar de lleno a escribir “El día que dejamos de creer en los ángeles” me documenté sobre los ángeles y otras creencias, durante unos dos o tres meses, pero nueve meses atrás hice un alto en la lectura. Coloqué todos los libros que tenía pendientes de leer a un lado y el que había comenzado lo cerré. ¿Para qué? se preguntarán. Simplemente para acallar las voces de los autores que acostumbro leer y poder así escuchar tan solo la mía. Este recurso me aleja de sus estilos, de sus dejes, de sus dichos, de sus manías, permitiendo que mi fuero interior, mi voz propia, fluya sin decoro ni influencia alguna. Respeto a los escritores que devoran y devoran libros, semana tras semana, y al mismo tiempo escriben sus propios proyectos. No sé, pero me atrevería a pensar que, tal vez, sea este el motivo por el que muchos suenan (se leen) a lo mismo e, incluso, casi igual a su autor favorito.

-   - ¿Cuál es el último libro que has leído? ¿Te ha gustado?

El último libro... Bueno, en este momento estoy metido de lleno con RABIA, de Stephen King; comencé a leerlo hace un par de meses, pero aún no lo termino.

Un libro muy difícil de conseguir porque el mismo S. King confesó que no se sentía cómodo con el hecho de que muchos jóvenes (inmiscuidos en tiroteos escolares en USA) aludieron haber leído este libro y haberse sentido, de algún modo, inspirados. Motivo por el cual el autor le pidió a su editor que no lo volvieran a publicar. Yo, llevado por curiosidad, lo conseguí este año, y lo estoy leyendo tanto por el tema como por la controversia que generó. Otro de los motivos fue el hecho de que este fue el primer libro que S. King publicó bajo el alias de Richard Bachman, en 1977.

Y pues, la idea es terminar de leerlo en estos días de vacaciones, ya que en enero volveré a hacer un alto en las lecturas para seguir escribiendo.

-   - ¿Dónde podemos encontrar tu libro?

En este momento se puede conseguir en más de 25 sitios especializados en venta de libros, en todo el mundo. Con libros.com se publicó en digital, únicamente, pero ya estoy en la búsqueda de una editorial que se anime a sacarla en papel y, porque no, que se entusiasme por apostarle a publicar la segunda parte.

Lo pueden conseguir en la página de la editorial

O si lo prefieren en alguna de estas plataformas:

(Kindle) Amazon.com y Amazon.es 

Apple Books 

Barnes & Noble  

La casa del libro

-   - ¿Algún proyecto de cara al futuro que nos quieras contar?

Próximamente publicaré una antología de relatos de mi autoría con los que pretendo conseguir recursos para reactivar una iniciativa muy personal y emotiva que comencé en 2019. Se trata de un “taller de escritura creativa e imaginativa” para niños y adolescentes desplazados por la violencia y de escasos recursos.

Lo inicié en una población del Eje Cafetero, en Colombia, pero por las circunstancias de la Pandemia tuvimos que postergarla. Muchos de mis niños escriben a mano, por lo que quiero darles más y mejores herramientas. Con la venta de esta antología pretendo conseguir los recursos para reabrir el taller, comprar una fotocopiadora y varios computadores para los chicos, junto con todos los demás insumos que se necesitan para estimular su creatividad y su imaginación.

También estoy trabajando en una novela, no muy larga, sobre la vida de un conquistador, pero no de los que llegaron a América en el siglo XIV. Me refiero a las crónicas de un seductor, de un hombre con un talento innato para la seducción —un playboy de clase media— que nos va a narrar sus experiencias tórrido-amorosas con las que, de paso, nos irá trasmitiendo ciertos tips; ya bien para tener éxito con las mujeres o para que aprendamos a salir airosos de situaciones en las que no debimos habernos metido de cabeza :)